jueves, 13 de septiembre de 2012

TODA PERSONA TIENE DERECHO A EDUCACIÓN, PERO ¿QUÉ EDUCACIÓN?


Responder a esta pregunta implica  plantearse el sentido último y más holístico de educación. "Desarrollo integral de la personalidad" ,dice la LOE, y no es poco,  es el lema de nuestro sistema educativo. O lo que en sería lo mismo: afirmar que  una persona que haya transitado por el sistema educativo  ha de ser capaz de poder ir tan lejos como su capacidad le permita habiendo desarrollado óptimamente todas sus facetas y talentos fisicos, matemáticos, lingüísticos, musicales, artísticos, esprituales, éticos, cívicos.. pero paremos aquí.  Pensemos por un momento en  la escuela que tenemos, en la educación básica y sistemática que el Estado garantiza y a la que hemos tenido derecho por nacimiento y  por razones políticas  históricas ligadas a proyectos generales de desarrollo social y luego, a la vista del objetivo preguntémonos. ¿ Significa eso que todos aquellos certificadamente existosos por  la escuela, desde el punto de vista de la  perfecta adaptación al sistema escolar, son el mejor testimonio de que este objetivo se ha logrado? ¿significa eso que a la vista de los resultados y a la vista de los métodos, estaríamos bien orientados hacia dicho objetivo, estaríamos  en la dirección correcta? ¿podría en todo caso, sola, la escuela garantizar dicho fin?

 
Tampoco estaríamos locos si afirmáramos que " la escuela" como microcosmos social que es, se sigue prestando más a unos intereses que a otros, prima su función de preservación de la cultura general legítima, se esmera en reproducir como sabemos, la maquinaria generadora de nadies y reproductora de condiciones de desigualdad  por más que enunciemos que es y soñemos que debe ser el escenario de la transformación social, del ejemplo de convivencia entre iguales, de la evolución y dinamización cultural... Acaso nunca se han preguntado ¿a qué se refieren con eso de alarmante  fracaso escolar? ¿Puede entenderse a la vista de este digno objetivo que  el preocupante fracaso se refiera a no haber obtenido el graduado escolar? ¿de qué estamos hablando cuando pensamos en la educación? Por favor, trascendamos.

 A poco que pensemos   coincidirán conmigo en que  la educación, que no la formación,  necesariamente ha de ser algo más. Sí, algo más que ir a sentarse en el pupitre de 8 a 2, algo más que saberse la lección, que sacar un 10 en un examen, algo más que hacer caso al maestro, algo más que el estricto cumplimiento de las leyes educativas que, zarandeadas por cada golpe de timón político sitúan a la escuela al borde del naufragio.

Sepan que nuestra institución más antigua y más gloriosa.., sigue anquilosada en el pasado y plegada a las exigencias sociopolíticas, sometida a las necesidades de la produción  y las ansias del mercado y que por ello y no otra cosa más que su servilismo al poder, ejerce violencia simbólica, aliena individuos y sirve a la  legitimación social. La escuela parece convertirse en una gran cocina. En su interior advertimos los olores de los fogones donde se guisan  programas establecidos, asignaturas parceladas, objetivos inalcanzables, competencias en las que formar y todo lo que elegantes comensales quieran encargar. Y lo peor, en los adentros, un equipo de docentes píos, aplicados tanto como aislados, frustrados, desmotivados, enajenados, padecen en sus ánimos el no poder crear platos nuevos a los que poner su sello, pues sus fervientes comensales le piden  servir el menú del libro de texto, tal vez por aquello del tiempo... , qué tufo a fábrica fordista sigue tirando esto!. Ahora bien, ¿ qué hacemos?

 Nosotros las familias vendidos por los sueños de llegar aún más lejos,  dejamos  inocentes, confiados y  casi justificados  a nuestros hijos,  la materia prima con la que trabaja esta fábrica, que su maquinaria sancionadora, reproductora y evaluadora, se encargará con nuestro beneplácito de transformar , clasificar, ordenar, empaquetar y acreditar, dejándola empaquetada como producto con un número (de suspensos o aprobados)  y lista para adquirir valor en el mercado.Y yo me pregunto señores, ¿qué nos hemos dejado en el camino?¿qué queda de aquel ambicioso objetivo? ¿qué hay de la felicidad?¿qué de adaptar la educación a lo que somos y necesitamos ser?¿qué hay de la personalización, la creatividad, el arte de enseñar? ¿qué hay de cultivar la esencia de ser persona,  individual y social para  saber vivir en equilibrio con el medio natural  y en dignidad ? .

Efectivamente  debemos ser respetuosos con la producción, yo prefiero el término de creación , aunque no estandarizada, pero no hasta el punto de someter la escuela básica a sus necesidades o ponerla al servicio del poder. No cuando está en juego formar ciudadanos críticos, autónomos, independientes. Nadie habla de decretar la muerte de la escuela, pero sí de un cambio de orientación. Y desde aquí se entiende mi blog. Desarrollo integral sí, pero de verdad: la educación básica no necesita de saberes de tipo profesional sino saberes básicos y fundamentales para el mejor  ser individual y social  y eso mismo es lo que diferencia la educación de la formación y las funciones que adquieren las distintas etapas escolares. 

VER ESTE VIDEO (SINOPSIS DEL DOCUMENTAL ENTRE MAESTROS)


Por tanto el docente ante todo, debe tener una visión social crítica , replantearse su papel como agente de cambio social y replantear la institución escolar como magnánima encargada de la transmisión del saber. Él es la primera pieza que hace engranar el puzzle, que tiene la sartén por el mango, aunque todavía no ha caído en la cuenta.  Centrarnos en apenas tres metas fundamentales sería suficiente para no perder el norte, propongo sustituirlas por las innumerables competencias que por si fueran ya pocas nos ha traído la estrategia de Bolonia: 

1. Aprender a ser persona con todo lo que ello conlleva desde el punto de vista de la salud física, psíquica e intelectual , el desarrollo de la virtud, el aprender a vivir en equilibrio del cuerpo y el alma, en equilibrio con el medio natural y siempre en medio del caos y la complejidad que nos permite aprender y crecer.  

2. Aprender a convivir y desarrollarnos como seres sociales, cívicos y políticos, lo que supone una escuela capaz de propiciar las bases para un cambio y/o refuerzo de valores, actitudes y habilidades que apunten hacia un proyecto de sociedad justa, pacífica y respetuosa con los derechos humanos, cívicos y con el equilibrio ecológico.
 
3. Aprender a hacer: es decir adquirir una serie de hábitos, estrategias, técnicas y competencias mínimas  intelectuales y profesionales que puedan garantizarnos el derecho a un trabajo y a una vida digna.


 Os invito a leer mi artículo del blog "La casa por el tejado" donde desarrollo mi idea de escuela y educación. 

Desarrollar, invertir y dedicar nuestro tiempo, energías e ilusión en este proyecto que ha de ser necesariamente compartido por todos los agentes sociales conformantes de la red social, de esa tribu educadora, es, educadores, nuestra misión, y sobre ella hay que poner todo nuestro empeño. Tal vez no conseguiremos llegar a la meta pero las satisfacciones nos indicarán que  estaremos en el camino que lleva hacia ella.

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